Archivo | julio, 2011

Por fin es hoy!

28 Jul

Por Azahar

Qué terrible vivir pensando en lo que viene y no en el presente. Vivir queriendo que pase rápido el tiempo, despertar pensando en que se acabe pronto el día, empezar la semana queriendo que llegue luego el fin de semana. Ni hablar de los feriados, el fin de año o las vacaciones… ojalá fueran mañana! Y sean eternos. Es como querer que los días se pasen volando para que lleguen luego esos momentos tan anhelados, pero que pasen como en cámara lenta, que no se acaben nunca.

Lo peor es que son sólo percepciones, porque el tiempo pasa todo el rato igual, al mismo ritmo, tic, tac… no se acelera ni detiene. Lo que hace la diferencia, creo yo, es qué hacemos con el tiempo. Si todos los días hacemos lo mismo, seguro se nos va lento, si variamos haciendo muchas cosas, seguro se nos va sin darnos ni cuenta.

Encuentro muy agobiante la sensación -muchas veces colectiva- de no querer estar en el hoy sino en la noche, mañana o el próximo año. Vivir eternamente en función de un más adelante que se va igual que el hoy por mucho apego que le tengamos… por mucho que queramos que no se nos vaya, frustra y a veces angustia. Pero se va sin poder evitarlo y sagradamente se cumplen días y años y así como pasa, también se nos acaba.

Por eso la cárcel es tan buen castigo: te quitan tu libertad para hacer con el tiempo lo que quieras. Por eso el anhelo de la fuente de la juventud o de las vidas y el karma. Tener la ilusión de seguir viviendo, en el fondo es guardar la secreta esperanza de que más adelante se pueda hacer lo que hoy no, de que no importa tanto lo que pase, total, en la próxima vida lo logro.

No creo en otras vidas. Creo que ésta es la única que tendré y he tenido. Y por eso trato de ser consciente de cada día y de visualizar cómo pasa el tiempo o más bien cómo paso yo el tiempo, qué notas forman la banda sonora de mi día a día y qué materialidad darle a las horas, días y años.

Suena muy cliché el vivir cada momento a concho, el presente, el día a día. Pero es cliché justamente por su sabiduría. Y bien exigente es tratar de ser una gozadora toda la vida o una especie altruista del tiempo, pero sí sabiendo -sin angustia y presión- que cada día es necesario para que lleguen el fin de semana y las próximas vacaciones.

Un rayo de luz

20 Jul

por Azahar

Me aburro profundamente. Ya no me puede importar menos todo. No me mueve ni un solo pelo la contingencia nacional, menos el cambio de gabinete e incluso que Longueira sea el nuevo ministro de Economía, aunque igual estoy haciendo una mueca ahora, es inevitable. El destino de la selección y su derrota, francamente me dan igual, algo que antes jamás habría pasado por mi cabeza (soy viuda de Bielsa y decidí no sufrir más). Los colegas que opinan por twitter que esto o aquello debió ser lo mejor sobre el trending topic del día no me provocan en lo más mínimo. No hay reacción ni emoción.

El trabajo lo hago por osmosis y lo que es sorprendente –subo las cejas cuando escribo- es que lo sigo haciendo muy bien. Mis abuelos allá arriba estarán cansados y apunto de tirar la esponja de tanto cuidarme y mandarme buenas vibras… porque no se explica de otra forma mi buen desempeño con tan bajo nivel motivacional.

Es que mi umbral de energía está bajísimo y no me cabe duda que es por agotamiento. 5 años haciendo lo mismo, en el mismo lugar –pero con gente distinta, eso sí que sí- aburren a cualquier mortal, creo yo. El tema es qué hacer de ahora en adelante. Tal vez seguir la teoría de mi amiga Coni y da lo mismo qué, pero hacer, sólo por generar movimiento y así salir de este estancamiento que me tiene entre un café y el lavado de dientes, es decir, en la indecisión misma e insignificante.

Me aburro… (Léase como Homero lo diría, por favor). Café en mano ahora pienso que puede ser una actitud invernal, de hibernar, de querer dormir calentita hasta que llegue la primavera, pero qué depre, por dios! No creo que esto tenga una buena salida… es más, lo único medianamente atractivo que hoy visualizo es una torre de chocolate viniendo hacia mí que no me dejará, por segundo año consecutivo, usar bikini este verano, así que habrá que buscar el destino más austral posible, para evitarlo a toda costa!

Y no es descabellado, pero algo hay que hacer –además de ir al sur de nuevo de vacaciones o tal vez a vivir para siempre-. Pienso en el futuro, en buscar el famoso destino que te haga feliz pero que además sea rentable… también pienso en las palabras de mi sabio compañero: desapego, vivir con lo mínimo, quedarse con lo esencial. Renunciar a lo que está demás en esta vida y que son las cosas que creemos que nos dan felicidad, pero que no son más que artilugios aspiracionales que demuestran solamente nuestro poder de endeudamiento, nada más. Y hay que aprender a soltar, pero también buscar y encontrar aquello que nos haga felices en el hacer y además nos dé lucas para vivir… y es tan difícil incluso escribirlo… porque es como encontrar la fuente de la juventud o la flor de los siete colores, algo inmensamente difícil para algunos y más aún para los indecisos como yo, los confundidos vocacionalmente e inseguros esencialmente.

Por mucho que lo piense y hoy lo ponga por escrito, sólo me quedo con las dudas y preguntas de siempre, que se suman al letargo del día a día laboral y que la máquina rapidito se encarga de perturbar al primer llamado telefónico o interrupción, por más mínima que sea, haciendo que olvide toda idea y pierda la preciada inspiración.

Hoy al menos, alcancé a escribirlo.